27 ene 2011

Rubaiyat

La brisa primaveral refresca el rostro de las rosas.
Y  la sombra azulada del jardín acaricia también el rostro de mi amada. A pesar de la felicidad que tuvimos, no añoro nuestro pasado.
¡Tan irresistible es la dulzura del presente!

El alba vuelca sus rosas en la copa del cielo... En el aire de cristal se desgrana el canto del último ruiseñor... El aroma del vino es más suave... ¡Y pensar que hay insensatos que en esta misma hora sueñan con riquezas y distinciones!  ¡Qué sedosa es tu cabellera, amada mía!
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Omar Khayam es un desesperado que se disfraza con una sonrisa cuando un sollozo lo ahoga. Esta serenidad dolorosa no la conquistó sin esfuerzos y sin injurias. Durante su existencia toda, buscó la verdad en la ciencia, en la filosofía y en los placeres de la vida.
¿Cual fue el fruto de estas apasionadas investigaciones?
- El mundo inmenso, un grano de polvo en el espacio.
- Toda la ciencia de los hombres, palabras.
- Los pueblos, las bestias y las flores de los siete climas: sombras.
- El fruto de tu constante meditación: la nada.
Su valentía es digna de destacarse. Menospreciando el juicio de sus contemporáneos fanáticos e intolerantes, osa dudar de todo lo que se venera a su alrededor y osa proclamar la vacuidad de los dogmas religiosos y de los conocimientos humanos.
                                   
Hace mucho tiempo que leí Rubaiyat por primera vez, pero de vez en cuando me gusta repasarlo, es muy relajante.
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