Hay veces en las que estoy confusa y no soy capaz de ordenar ni mis ideas ni mis sentimientos. Es algo que descubro con frecuencia en el diván con Lourdes. Mi psicoanalista me pregunta un simple qué tal y yo voy y le cuento todo de corrido y sin parar: «Me cae bien mi hermano nuevo, aunque no sé si llamarle hermano; con mis padres estoy mejor, pero no quiero que me hablen de la herencia de María; de mi hermana me acuerdo todos los días y lloro; estoy loca por Roberto, que no me hace caso; me he vuelto a acostar con Miguel, que quiere salir conmigo, y me he vuelto a acostar con mi ex, y mi asistenta búlgara nos ha pillado; es posible que me quede sin casa por una deuda; no adelgazo y sigo enganchada a la Nocilla; mi amiga Esther se inspira en mí para hacer los chistes de una novela y me siento culpable por no ver lo suficiente a mis hijos».
En ese momento viene la pregunta que hacen todos los psicoanalistas (por lo menos la mía) siempre que le cuento algo que me ha sucedido. Pone tono trascendente y la suelta: «Y eso a ti, ¿cómo te deja?». No puedo soportar esa pregunta y nunca sé qué contestar. Supongo que cada una de esas cosas que le acabo de enumerar a mi psicoanalista me deja jodida y todas juntas me dejan muy jodida, pero eso sería demasiado simple y ya se sabe que en un diván no se puede simplificar. Lo que ocurre es que estoy un poco harta de tanto profundizar en mi interior porque, por mucho que quiera, nada de lo que me ha pasado lo puedo cambiar. Así que estoy jodida, y punto. No hay que darle tantas vueltas a las cosas. No tengo muy claro hacia dónde me lleva ya esta terapia que, además, cuesta una pasta.
Es una novela de lectura muy fácil, pero se agradece en momentos en que quieres leer como distracción y poco más. Es la historia de una divorciada de 35 años, con dos hijos, con una vida bastante normal, pero llena de situaciones tristes, divertidas, sorprendentes. En fin un libro ágil y muy entretenido.
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1 comentario:
Tiene cierto olor a blog lo cual no es nada malo
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